No derramó una sola lágrima cuando se fue. Al contrario, se sentía liberada. Ya le tenía rechazo, bronca. Estaba cansada de las promesas no cumplidas. De que sus encuentros sean más bien desencuentros, y que la grieta sea cada vez más profunda. Se abría cómo placas tectónicas que mueven la tierra en las capas más profundas.
Cuando se fue percibió una vez más esa mirada fría. Que negó una y otra vez cuando buscaba sus ojos, que jamás la miraron con ternura, con amor. Percibió el deseo de irse. Aunque su cuerpo nunca lo retuvo, esta vez era su corazón el que le abría la puerta, y la cerraba con firmeza.
Sólo una vez días después se preguntó dónde habían quedado esas ganas, esa curiosidad y la ternura de su trato. Dónde había quedado... Dónde... Pero no lloró. Nunca derramó una sola lágrima por él.
Esta vez tampoco lo iba a hacer. Porque las lágrimas son dudas, son deseos no cumplidos, es el alma queriendo expresarse, liberar un gran "por qué" .
Ella no tenía lágrimas. No tenía dudas. No tenía por qués. Al contrario. Estaba segura de si misma. Segura de lo que quería y segura de dejarlo ir.
Era un adiós sin dolor, era un adiós sin amor.
M. Belén Ferrer.
3-6-2017
Sobre este blog...
Tomo una palabra, una imagen, una idea y en minuto mi creatividad vuela. Mis manos se mueven solas sobre el teclado. Como pianista acelerado. Mis palabras, sólo traducen lo que mi mente crea. La única forma de avanzar, es haciendo. La mejor forma para mi de expresarme es escribiendo.
sábado, 29 de julio de 2017
Adiós Sin dolor.
Belén comenzó a escribir con apenas 13 años inspirada por un adolescente amor de verano. Tiene gran facilidad para dejar las letras fluir. Hoy en día escribe especialmente dramaturgia de teatro, perfeccionándose con profesores como Eugenia Perez Tomás, Nacho Ciatti. También es actriz y directora de teatro, hoy perfeccionándose con Raúl Serrano
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