La vida es un misterio que aún nadie a
definido. O mejor dicho, en realidad, la muerte es el misterio que sólo vuelve
interesante a la vida...
Un día me encontraba viajando en taxi de
un lado a otro y como no es de extrañar, me encontraba reflexionando. El
taxista se detuvo sobre la acera a la espera de un semáforo y cruzó frente a
nosotros una madre con su bebé en el carro. Me pregunté entonces si eramos
Egoístas o positivos al tener un hijo.
Egoísta por querer vivir la experiencia de
ser padres, la felicidad de un embarazo, el fruto del amor mutuo entre dos
personas. Ver crecer a una criatura que quizá tenga nuestros ojos, o el cabello
de papá. Planeamos esto porque después de todo... es el ciclo vitad de la vida.
No pensamos en la vida que le espera a ese niño. Los deberes, los dolores de
este mundo cada vez más alborotado. Sobre todo, con el supuesto de que a él
también algún día le tocaría la muerte. Porque... ¿Qué ocurre si creemos que
luego de la vida allí termina todo?
Entonces me pregunté si no seríamos
positivos... Será que tenemos la convicción de que seremos los mejores padres,
que el niño tendrá una vida de sueños y nosotros daremos la vida por ellos. Y
luego a la hora de su muerte irá junto a los ángeles en el cielo para reunirnos
nuevamente.
Vino a mi mente con esto, la conversación
de un anciano con un niño, del anuncio sabio de una publicidad:
“Te preguntarás cuál es la razón de venir a conocerte hoy, es que
muchos te dirán que a quien se le ocurre llegar en estos tiempos que corren,
que hay crisis, que no se puede… Ja! Esto te hará fuerte. Yo viví momentos
peores a este, pero al final de lo único que te vas a acordar de es las cosas
buenas. No te entretengas en tonterías que las hay, y vete a buscar lo que te
haga feliz que el tiempo corre deprisa. He vivido 102 años y te aseguro que lo
único que no te va a gustar de la vida es que te va a parecer demasiado corta.
Estas aquí para ser feliz”
Entonces… ¿Qué es lo que pensamos cuando deseamos tener un hijo?
En mi creencia es la decisión más importante de la vida. Tenemos el don de
crear vida. Es menester saber con qué sentido lo hacemos.
