Sobre este blog...
Tomo una palabra, una imagen, una idea y en minuto mi creatividad vuela. Mis manos se mueven solas sobre el teclado. Como pianista acelerado. Mis palabras, sólo traducen lo que mi mente crea. La única forma de avanzar, es haciendo. La mejor forma para mi de expresarme es escribiendo.
viernes, 16 de abril de 2010
Necedad
No estoy llegando al fin de mi vida, ni siquiera rozo la mitad de ella... No necesito pensar en cómo disfrutar mis últimos días, Pero me esfuerzo y esmero por vivir de esa forma. A pesar de mi corta edad estoy cansada de los estereotipos, de querer porque alguien es importante, de que valga más un auto que una sonrisa, del capitalismo que ya dijo Marx hace añares atrás que no iba a funcionar, la superficialidad de la vida, las pocas ganas de crecer y madurar, la gente que tiene años encima sin haber sabido cómo utilizarlos. De que te digan cómo se debe vivir, aunque sea el Papa nadie tiene ese derecho. De que no respeten las decisiones y sobre todas las cosas, de que no acepten a uno tal cual es y no sean honestos contigo y te cambien como un mueble viejo cuando no sirves más.
Y también de mí irrazonable y cerrada forma de pensar, de creer que el mundo gira alrededor mío cuando soy una insignificante partícula en todo este Universo… Creer que las cosas que sufro son las peores que me pueden pasar, cuando es algo tan común de tolerar y superar que hasta me siento estúpida por no poder seguir con mi vida. Esa vida que no es perfecta, pero totalmente aceptable y que elegí. Qué es de mí… de aquella persona soñadora, que siempre tuvo una sonrisa y ojos brillosos, que se deja sorprender con cosas tan sencillas como un cielo violeta luego de la tormenta... y qué es de aquella chica lista, compañera y honesta que muchos admiran, con esa seguridad en sí misma que da miedo…
Me siento el Jardín secreto de Hodgson Burnett, un lugar fastuoso que no se deja ver por los pastizales y las murallas que lo rodean.
¿Donde estoy? ¿Donde me fui? Volvé… alma incandescente a mi cuerpo cansado de huracanes de sentimientos absurdos.
M. Belén Ferrer
16/04/2010
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