
El sembrador expande las semillas para obtener una Renta, que es la recompensa por las horas de trabajo en el campo. Esta Renta, puede ser de distintas dimensiones, todo depende de los caminos en donde siembre. Si siembra en la tierra cerca de un camino transitado, puede llevar a la destrucción de los frutos, ya que cualquier cosa que pase por ahí por más frágil que sea, puede pisarla. Si siembra entre piedras, las semillas no pueden extender sus raíces y con el viento más leve podrían destruirse sin poder obtener nada. Lo que no tiene raíz, no tiene sustento. Puede sembrar en un terreno fértil pero que todavía no estaba preparado para dejar en él las semillas. Crecen los frutos entre la seseña, cosechando cosas de valor y de contravalor. La seseña no debe cortarse, ya que en algún momento se separará de aquello que sirve y habrá una recompensa. O puede sembrar en el terreno preparado, analizado, revisado y mejorado para que las semillas den sus frutos, crezcan fuertes, con colores y se multipliquen. El fruto va a crecer dependiendo de la elección que tome el sembrador y la actitud frente a ésta.
Julio 2008
M. Belén Ferrer
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