
Es así como un
momento queda vivo en la mente. Hay muchos
momentos de mi viaje, situaciones y aromas que hacen que vuelva a estar cenando
en una de esas mesas del comedor del hotel a oscuras desesperados de hambre y
frío charlando con alguna persona de las cuantas que vivía allí en ese pequeño
pueblo casi olvidado por el mundo.
También estoy en un
recreo del trabajo, cuando tomaba la campera y salía con Dony por un
cigarrillo. Sentados en un escalón congelado mirando las estrellas y las copas
nevadas de los árboles.
Que cruel resulta ser
el tiempo... arrebatando momentos y dejando sólo el sabor de lo que llamamos
"experiencia de vida"
No hay noche que me
acueste en la cama y no recuerde esos tiempos. En estos días de tanto
calor siento todavía el frío que
congelaba el pecho mientras caminaba entre los pinos escuchando crujir la
nieve.
Recuerdo tanto
aquellas personas, las alegrías compartidas, las historias de vida y a la
naturaleza del lugar... Pero más recuerdo la naturaleza, porque es ella lo que
nos hace sentir vivos.
M. Belén Ferrer
27/01/2014
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